El equipo psicosocial forense, que avala la veracidad del testimonio de la joven, este jueves en el juicio / J.Jurado
07 de noviembre de 2019 Belén Rodríguez / CIUDAD REAL
“Los ‘whatsapp’ que se cruzaron antes de verse prueban la intimidación con un video sexual, existiera o no”, ha alegado el abogado de la chica al final del juicio. Fiscalía y acusación mantienen la solicitud de entre 11 y 15 años de cárcel por agresión sexual y amenazas
La defensa de V.G.R., el presunto violador de una chica en Porzuna con la que se había “liado” en otras ocasiones, se ha aferrado a la ausencia de lesiones en la víctima para pedir la libre absolución del joven de 21 años, que mantiene que la relación fue consentida.
“El informe forense es algo más que rotundo”, ha subrayado el defensor Francisco Víctor, en su alegato final ante la sección segunda de la Audiencia Provincial de Ciudad Real que juzga el caso.
Los forenses que examinaron a la chica de 19 años, a las dos horas de la presunta violación (la denuncia fue instantánea), no hallaron indicios de violencia física en su cuerpo, ni la encontraron en shock, al menos en ese momento.
“Un bofetón no deja lesiones”
Las acusaciones le restan importancia a ese informe, habitual en muchas agresiones sexuales, “que solo prueba que no hubo violencia en la penetración”, han argumentado, pero no desvirtúa el testimonio de la víctima, que habla de un bofetón y un golpe en la cabeza, “eso dos horas después no deja marcas”, ha remarcado Ángel Rico, el abogado que ejerce la acusación particular.
La fiscalía ha esgrimido como principal prueba de cargo el testimonio de la chica, sostenido en el tiempo desde la madrugada del 15 de abril. “Su relato cumple todos los parámetros de la jurisprudencia, es verosímil, persistente en la incriminación y adolece de incredibilidad subjetiva”, ha dicho, por lo que mantiene la petición de 11 años y medio de cárcel por los delitos de agresión sexual y amenazas.
Por el contrario, considera que el testimonio del acusado es poco esclarecedor, “¿sí habían quedado para tener sexo porque la amenaza del video?, se ha preguntado la fiscal.
‘Whatsapp’ amenazantes
“Los whatsapp que se cruzaron antes de verse prueban la intimidación con un video sexual, existiera o no”, ha argumentado el abogado de la chica, que pide la pena máxima por violación: doce años, y tres más por las presuntas amenazas.
Quedaron para verse después de chatear
La madrugada del 15 de abril de 2018 el acusado y la denunciante, algo más que amigos desde la adolescencia pero sin llegar a novios, quedaron en un parque de Porzuna sobre las dos. Y lo hicieron tras intercambiar ‘whatsapp’ –que obran como prueba- amigables al principio, que subieron de tono. V.G.R. le pedía quedar para tener sexo: ‘Solo una cupadit y te Vs’, y ella se excusaba: ‘Estoy con un chico’. Hasta que le dice que la tenía grabada “follando” (algo que podía ser posible porque se habían acostado un mes antes), y la muchacha se pone nerviosa, deja a los amigos con los que estaba, su bolso y sus cosas, y se va a su encuentro, según ella para hablar y aclarar su relación.
La llevó en volandas a un callejón
Él no niega esos mensajes, pero dice que todo formaba parte de un juego entre ellos. Cuando por fin se vieron ella denuncia que la arrastró hasta un callejón próximo a la zona de la quesería y la violó bucal y vaginalmente, después de darle un bofetón, cogerla en volandas y propinarle otros golpes en la cabeza, con amenazas de muerte incluso. Él mantiene que las relaciones fueron consentidas.
La chica fue corriendo después de esto a buscar a su madre, acudieron al centro de salud y se activó el protocolo para denuncias por delitos contra la libertad sexual.
A él lo vio otro testigo por el parque, solo sobre las tres de la madrugada, después de la presunta violación, “¿de dónde vienes?”, le preguntó, “de echar un polvazo”, replicó el acusado. La joven ya no estaba con él, se había ido a denunciarlo.
Despedido con aplausos
V.G.R., trabajador de la construcción “muy querido” en Porzuna, según su abogado, está en prisión preventiva por esto desde el 17 de abril del año pasado. Este jueves un nutrido grupo de amigos y familiares que le han apoyado los tres días de juicio le han despedido con aplausos a su salida de la Audiencia Provincial en el vehículo policial que lo ha conducido a la prisión.
El entorno del acusado contrató hasta una detective para espiar a la joven e intentar desacreditar su conducta. La chica tiene reconocido un trastorno por estrés y está en tratamiento psicológico desde que pasó esto.